Historias de una maestra

Como es fundamental, todo debe ser reforzado y a medida que la chica fue avanzando, le dediqué un cuaderno para ella donde incorporábamos palabras nuevas y frases, muchas frases. Sorprendentemente las frases dejaron de ser para ella un obstáculo y las leía todas, comprendiéndolas y explicando el significado de estas Como si se repetían mucho se las aprendía de memoria, casi a diario  debía  inventar frases nuevas para que leyera.  Fuí apuntando todas las palabras en una libreta para llevar un control de las palabras que se aprendía. Este registro es muy importante y tengo miles de cuadernos llenos para seguir la evolución. También indico el estado de humor de ella y si ha sucedido algo especial.

Hace dos años me plantearon dar clases a una chica de veintitantos años con epilepsia para enseñarle a leer. Como me pareció muy interesante el reto comencé a investigar y de todos los métodos me interesó muchísimo el metodo directo o global. Así que empecé a elaborar mi propio material. Comencé asociando palabras con imágenes:  En cuanto las palabras empezaron a ser conocidas, después de haber hecho juegos de reconocimientos etc. se incorporan algunas palabras sin dibujos.  Yo elegí un grupo de 7 palabras y las junté (fichas con y sin dibujo) y mediante juegos, asociación y tiempo las palabras con dibujo las fui retirando. Cuando sin necesidad de apoyo visual la chica se sabía las palabras,  metí nuevas palabras para hacer el mismo proceso. Finalmente, se van retirando las fichas con imágenes y añadiendo palabras sin refuerzo para aprenderlas a leer directamente. Así poquito a poco hemos llegado a más de 100 palabras. Como también debemos de aprender la